Hoyo. Náufrago perdido en las hondonadas de la orografía carpetana. Hiedra enraecida en el barranco que trepa roca arriba para exhibir sus dos mejores galas en al balcón de la cima.
Hoyo. Crestas y barrancadas: brumas que recortan los picachos en los días grises, ocultando totalmente el armiño de las cumbres por encima del ópalo de las hondonadas.
Hoyo. Sol, traje de fiesta que rebota en los canchales llenando de reflejos y sonrisa los rincones y el cauce enlanchado del río.
Hoyo. Nubes, volutas de incienso que perfuman los altares de la montaña camino del cielo. Fantasmas que cabalgan por el espacio en los atardeceres sembrando tornasoles por encima de los picachos.
Hoyo. Cielo, corona de diamantes que coloca la noche en las testas verdes de los pinares. Tul inmaculado de zafiros graneando la alfombra del suelo.
Hoyo. Cielo, corona de diamantes que coloca la noche en las testas verdes de los pinares. Tul inmaculado de zafiros graneando la alfombra del suelo.
Hoyo. Viento sin rumbo salido del propio averno al que la anárquica orientación de las montañas vuelve una y mil veces sobre sus pasos para batir implacable y despiadadamente a los seres.
Hoyo. Pinos, olivos, higueras, vides... guirnaldas suspendidas por los cañones del río y los despeñaderos.
Hoyo. Hombres de honrado vivir y dura brega apegados a la tierra que trabajan, duros como el paisaje que otean. Audaces, prudentes, sencillos, buenos.
Hoyo. Mujeres mitad hogareñas, mitad camperas, trabajan y gobiernan. Saben cuándo madura la almendra, la aceituna, la uva y la recolectan. Pero saben llenar al propio tiempo la casa de ilusiones, sonrisas y besos.
Hoyo. Mozos, dedos que guitarrean y puños que parten piedras y leños.
Hoyo. Mozas, sueños, avecillas que cantan en los pinares, flores que crecen en los canchales, uvas maduras en los sarmientos, miel que hace la abeja de los cantuesos, ojos que vuelan buscando alero para hacer nido y convertirle en claustro perpetuo.
Hoyo. Rescoldo vivo de FE que aviva el Ángel de las Batallas el 29 de septiembre con rondas y danzas de tamboriles y gaitas.
Francisco Vegas Hernández (*)
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(*) El autor de este hermoso texto lírico ejerció como maestro nacional en El Hoyo de Pinares entre 1957 y 1961.
Fuente | Publicado en el Programa de Fiestas San Miguel 1998.
Fuente | Publicado en el Programa de Fiestas San Miguel 1998.
Ilustraciones | Fotografía vista general del pueblo, postal de los años 60; familia en el campo, fotografía propiedad de Dña. Rosalía Gallego Jorge; procesión San Miguel años 50, fotografía propiedad de D. J. Cándido Martín Alonso, todas ellas publicadas en el libro El Hoyo de Pinares: Imágenes del Ayer, de Carlos Javier Galán.