Hace tiempo -mucho- que nació en mí la idea de conocer y divulgar la relación histórica que mi pueblo, Hoyo de Pinares, haya podido tener con la Orden Jerónima, puesto que hay "huellas” positivas de ello en esta villa, sobre todo en la tercera etapa, siglo XVIII, muy esplendorosa, de dicha Orden. Deseo aportar algunas noticias poniendo un granito de arena y presentando a mi querido pueblo este modesto trabajo. La Orden Jerónima, aprobada el 18 de octubre de 1383, en Avignon, por el Papa Gregorio XI, surge lozana y vigorosa, como clara reacción al marcado estado de decadencia que vivía España en ese siglo. Por eso fijan en ellos los ojos todos cuantos desean y quieren trabajar en la reforma eclesiástica.Los nuevos monjes, penetrados de los más serios principios de la espiritualidad monástica, en un siglo en que la misma vida monástica está llena de sombras, atraen la atención de reyes, nobles y prelados, que fundan nuevos monasterios.
La Orden Jerónima es un instituto monástico que, en vida retirada, se dedica a las alabanzas divinas, a la contemplación y al trabajo. Todo ello con un marcado acento cristológico, eclesial, mariano, litúrgico y apostólico, en un santo respeto a la personalidad propia y a los propios carismas y talentos de cada monje.
Fue Orden fundada en España y nunca quiso salir de sus fronteras. Y deciden restaurar –así gustan decir los historiadores jerónimos- la perdida religión de San Jerónimo en 1835 por la desamortización de Mendizábal (P. Ignacio de Madrid). Siempre buscó ser pequeña, callada y escondida, y ello la llevó a renunciar no sólo a la gloria que se deriva del linaje o de las habilidades humanas, sino incluso al honor de los altares.
Fue Orden fundada en España y nunca quiso salir de sus fronteras. Y deciden restaurar –así gustan decir los historiadores jerónimos- la perdida religión de San Jerónimo en 1835 por la desamortización de Mendizábal (P. Ignacio de Madrid). Siempre buscó ser pequeña, callada y escondida, y ello la llevó a renunciar no sólo a la gloria que se deriva del linaje o de las habilidades humanas, sino incluso al honor de los altares.
Son los protagonistas de un poderoso movimiento reformista del clero secular y regular, que respondía perfectamente a las inquietudes religiosas del momento. En el punto de partida de este ambiente de reforma se acuna la naciente Orden de San Jerónimo que, por lo mismo, se siente muy favorecida y protegida, iniciándose así una evolución incesante, que se traduce en la fundación de inmensos monasterios rápidamente poblados.
En mi pueblo, había un edificio, cuya fotografía adjunto con ocasión de la venida a España de la Virgen peregrina de Fátima. Su origen y su nombre no se sabe con exactitud. La fundación del edificio se veía, cuando existía. Ha sido una ignominia y un desacierto histórico-artístico derribarlo totalmente. Personalmente, yo me opuse, pero no conseguí nada... Para luego edificar la “birria” que se ha hecho, de ladrillo rojizo, siendo una ofensa y un desencanto para el pueblo con tanta abundancia de piedra de granito como hay. Era del siglo XVIII; puesto que en su frontis de la fachada se leía esta inscripción: Reedificado año 1772, junto con su escudo de la Orden. Se ve que, en la tercera etapa de la Orden, como ha indicado, se edificó o adquirió este edificio para “parada” de la Orden, entre El Escorial y El Quexigal.
Esta finca del Quexigal, como he podido comprobar, hasta la circunscripción de provincias realizada por Benjamín de Burgos en 1833, había pertenecido a El Hoyo de Pinares, pasando desde entonces a la jurisdicción de Cebreros. Siempre recuerdo, desde niño, hasta haber sido abandonada por los Hohenlohe, haber sido atendida por gente de mi pueblo, algunos hasta gastar su vida en ella.
De ahí la bella descripción del padre José de Sigüenza, el gran historiador de la Orden: “No sufre la verdad de la Historia encubrir ni callar cosa alguna, y ya que me ofrecía dar cuenta en ésta de todo cuanto nuestro gran fundador Felipe II hizo en esta fábrica o por su ocasión en otras partes, tengo que decir ahora lo que está más apartado, pues también fue fábrica suya, o merced que nos hizo para ella. En la dehesa del Quexigal, de donde se cortó tanta madera de pino para esta obra (...) [hace una detallada descripción de toda la finca: viña, olivos, bodega y lagares], y así se vio a fabricar una grande y hermosa casa con muchos aposentos”. “Cercarse toda la viña alrededor con una pared de piedra. El edificio de la casa es de cal y canto de ladrillo. Tiene un patio grande y una capilla grande y espaciosa donde se les dice la misa...”. “Cae en el Obispado de Ávila... la heredad es de las mejores piezas que se sabe en España” (Historia de la Orden de San Jerónimo, por Fray José de Sigüenza, 2ª edición. Madrid, 1909. Libro 4º, capítulo 20, página 648).
Entre las idas y venidas de El Escorial al Quexigal, los monjes decidieron instalar esta “parada” en Hoyo de Pinares, equidistante en medio de ambas poblaciones.
Por otra parte, hay que tener en cuenta la cercanía del monasterio de San Jerónimo en el cerro de Guisando, junto a los famosos Toros, ya que Felipe II solía ir a pasar la Semana Santa a dicho monasterio, hasta que construyó el de El Escorial, al que pasaron algunos monjes de Guisando y toda la comunidad en pleno del caserío del Quexigal.
Por ello, nos ha servido de una gran tristeza y nostalgia el derrumbamiento del “cuartelillo”, donde se ubica actualmente el Centro de la Asociación de la Tercera Edad y Pensionistas San Miguel Arcángel.
Y por todo ello mi afán de que la hermosa iglesia parroquial ha sido construida por la influencia jerónima.
José Carvajal Gallego
Nacido en El Hoyo de Pinares
Maestro de Ceremonias de la Seo y del Pilar de Zaragoza
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Fuente | Publicado en El Diario de
Ávila, 26 septiembre 1991.
Ilustración | Fotografía de la visita a El Hoyo de Pinares de la imagen de la Virgen de Fátima peregrina por España (1949). Propiedad del autor. Publicada también en El Diario de Ávila como ilustración original del artículo.
Ilustración | Fotografía de la visita a El Hoyo de Pinares de la imagen de la Virgen de Fátima peregrina por España (1949). Propiedad del autor. Publicada también en El Diario de Ávila como ilustración original del artículo.