Don Manuel

Hay personas que forman parte de tu paisaje vital de tal forma que crees que nunca dejarán de estar. La noticia de la muerte de Manuel Tabasco me sorprendió a muchos kilómetros de mi pueblo y me invadió la incredulidad y una profunda tristeza. La de decir adiós desde la distancia al maestro y al amigo, a tantos años de vivencias y de complicidades. 

Cierro los ojos y recuerdo cuando de niños caricaturizábamos a D. Manuel y su Vespa y le arrancábamos su sonrisa con aquellos artículos gamberros publicados en el periódico del colegio. Lo veo enseñándome pacientemente cómo revelar fotografías en blanco y negro en el cuarto oscuro que montó en su garaje. Regalándome ilusionado una botella de vino de su cosecha. Mostrándome los suplementos especiales del Diario de Ávila para las fiestas, que con tanto mimo preparaba. Encontrándomelo en la calle cuando ya se marchaba a casa, diciendo con alegría “hombre, mi amigo…” y dándose la vuelta sólo para tomar un vino juntos y conversar un rato. 

Ejerció como maestro durante décadas. Y de esa larga trayectoria, nada menos que 37 años los dedicó a la enseñanza precisamente en su pueblo, El Hoyo de Pinares. Vocacional y entregado, era innegable la satisfacción y el orgullo con que seguía luego los pasos y los éxitos de sus antiguos alumnos.

Ordenado y metódico, gustaba de una vida sencilla, casi como aquellos cuadernos de clara caligrafía con los que nos explicaba la geografía y la historia. Disfrutó de su trabajo, de sus aficiones –el campo, el aeromodelismo, la mecánica, el vino de pitarra, la fotografía…-, de su familia –adoraba a su mujer y sus hijas-, de su pueblo... 

En 1984 comenzó a ser corresponsal de Diario de Ávila. El periódico abulense había tenido esporádicamente colaboradores en nuestra localidad, algunos de brillante pluma, pero no había logrado nunca una verdadera continuidad en ese cometido. Con él lo consiguió. El Diario alcanzó mayor difusión local y se seguía con notable interés. El nombre de El Hoyo de Pinares comenzó a ser mucho más conocido en una provincia donde, sorprendentemente, se le había ignorado con frecuencia. Nos retrató y narró cumplidamente desde sus páginas más de treinta años de la vida de nuestro pueblo, incluyendo momentos históricos ya inolvidables. Deja el excepcional legado de un archivo gráfico y de textos sobre la vida local y merecerá la pena que su municipio y su periódico acometan el esfuerzo de una exposición conmemorativa que, además, sirva para rendirle homenaje. 

Frente a tantas personas expertas en escurrir el bulto, siempre se podía contar con él. Siempre. Para lo que se le pidiera. Todo lo que fuera bueno para la gente que quería, para la educación y la cultura, para su pueblo del alma, contaba de antemano con su colaboración entusiasta. 

Resultará difícil acostumbrarse a que no esté ahí, con su cámara, con sus ocurrencias, con sus singularidades, con ese afecto que nos fue repartiendo a los demás cada día durante toda su vida.

Carlos Javier Galán
___

Fuente | Publicado en Diario de Ávila,  26 septiembre 2017.
Ilustración|  Fotografía de Manuel Tabasco, original de Lola Oritz, Diario de Ávila.