Una calle en Madrid

Es sobradamente conocida la estrecha relación que en las últimas décadas ha unido a nuestro pueblo con Madrid, hasta el punto de que, en algunos aspectos importantes, es más intensa que la que nos une con la propia capital de nuestra provincia. A partir de los años sesenta y setenta son muchos los madrileños que decidieron instalar entre nosotros su segunda residencia, alquilando o adquiriendo chalets. La formación de esta colonia veraniega dio un impulso al sector de la construcción y a todos los profesionales relacionados indirectamente con la misma (no sólo albañiles, sino yesistas, mamposteros, electricistas, pintores, cerrajeros...) y al sector servicios (hostelería, comercio...). Todo este movimiento contribuyó de forma notabilísima al desarrollo local que en esa época se experimentó.
  
Pero, en los tiempos de "vacas flacas", no sólo hemos seguido recibiendo la visita (algo más menguada, pero permanente) de veraneantes procedentes de la Comunidad de Madrid, sino que un número muy elevado de personas de El Hoyo de Pinares hemos encontrado en esa comunidad nuestro campo de trabajo, bien estableciendo residencia en Madrid y volviendo a El Hoyo en fines de semana y vacaciones, o bien con desplazamiento y regreso diario. Aparte de esto, no pocos hemos completado nuestra formación o realizado estudios en Madrid. De todo ello se desprende que la vinculación de El Hoyo de Pinares con la provincia madrileña en general y con la capital en particular es, desde todos los puntos de vista, importantísima para nuestro pueblo.
 
Si esto es sobradamente conocido por los vecinos y veraneantes, lo que no todos saben es que la villa de El Hoyo de Pinares, desde hace varios años, da nombre a una calle de la capital de España.
 
La denominación de dicha vía pública no fue aprobada ni fundamentada en expediente individualizado. D. Isidro Jimeno Coronado, jefe del Departamento Central de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, nos lo explica muy amablemente, y desde estas líneas le manifestamos por ello nuestro agradecimiento más sincero.
 
Resulta que un decreto de la Alcaldía-Presidencia del consistorio madrileño, dictado con fecha 5 de febrero de 1961, prohibía la concesión de licencias de obra si éstas se solicitaban para "edificios de nueva planta cuyo emplazamiento no estuviere perfectamente determinado con nombre de la vía pública a que correspondiera y número que hubiere de ostentar oficialmente". Si se hubiese seguido con el sistema de asignación individualizada de nombres a las calles, esto hubiera demorado enormemente la concesión de licencias de construcción cuando fuesen solicitadas en calles que aún no estuvieran delimitadas, con su nombre y su correspondiente numeración, lo que sucedía fundamentalmente en zonas del extrarradio o en municipios anexionados. Para evitar esta situación, el Ayuntamiento de Madrid acordó un sistema de asignación de nombres de calles a partir de relaciones previamente aprobadas. Es decir, el Pleno aprobaba una lista de denominaciones, que después el Servicio de Estadística municipal iba asignando conforme fuera necesario definir nuevas vías públicas.
 
Es política del Ayuntamiento madrileño ir designando con los nombres de numerosos municipios españoles diversas calles de la capital. De esta forma, el Pleno del Ayuntamiento de Madrid aprobó, mediante acuerdo de 27 de abril de 1978, una relación de nombres para futuras calles, en la que figuraba nuestro pueblo junto con otras localidades del país.
 
El nombre aparece como Hoyo de Pinares. No coincide, pues, con la denominación de nuestro pueblo en el Nomenclátor oficial y la más avalada históricamente, que es con un determinante delante: El Hoyo de Pinares. Así fue -y está sobradamente acreditado en todos los documentos oficiales e incluso en las letras que se cantan en nuestro folklore popular- desde hace siglos y hasta la actualidad. Primero se llamó simplemente El Hoyo (en algunos documentos de los siglos XIII y XIV se escribía aún como El Foyo), siendo sucesivamente aldea, lugar y, finalmente, villa. En el siglo XVII se va incorporando, en documentos religiosos primero y civiles después, el apellido de la comarca, esto es, de Pinares (el Concejo de la villa afirma textualmente que el municipio se denomina El Oyo de Pinares en las Respuestas al Catastro del Marqués de la Ensenada, en el siglo XVIII, antes de la fijación de reglas ortográficas, como se aprecia). Sí coincide, sin embargo, el nombre de nuestra calle en Madrid con la denominación coloquial y más extendida durante el siglo XX de nuestro pueblo, sin el artículo, que es como lo escriben y lo llaman muchos vecinos y casi todos los veraneantes.

La calle de Hoyo de Pinares en Madrid se encuentra en el barrio de Campamento, en las proximidades del Paseo de Extremadura y cerca ya del término municipal de Pozuelo de Alarcón. Se sitúa, perpendicularmente, entre otras dos vías públicas con nombres de pueblos de nuestra provincia: la calle de Arenas de San Pedro y la calle de Sanchidrián, que figuraban en el callejero madrileño con anterioridad a la nuestra. Muy próximas a ella están también otras vías públicas de denominación abulense: la calle de Mirueña (se refiere a la localidad que hoy se llama Mirueña de los Infanzones), la calle de Adanero y la calle de Mingorría. Un bonito detalle de las autoridades madrileñas éste de acordarse de nuestra villa a la hora de dar nombre a una calle de la capital de España, hace ya casi veinte años. Detalle que muy bien podría ser correspondido con una calle de Madrid en nuestra localidad. Motivos, desde luego, no faltan para ello.
 

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Fuente | Publicado en Diario de Ávila, 24 septiembre 1997. 
 
Fotografías | Rótulo y vista general de la calle Hoyo de Pinares en Madrid, por Teo Rojo.